Hablemos de España

Hace unas semanas ya os hablé sobre Justicia Transicional en otro blog (https://nclavecultural.wordpress.com/2021/04/21/justicia-transicional/ ) porque quería hablar sobre cómo no se aplica este concepto en el caso de España y donde podemos identificar ciertas etapas de la principal característica de la Justicia Transicional: las exhumaciones.

Hay toda una genealogía de las exhumaciones de la guerra civil española, no surgen de la nada y comienza a partir de los años 30. Las exhumaciones tienen mucha importancia además de la afectiva y emocional de los familiares porque los restos que se recuperan tienen un valor político. Si seguimos el pensamiento de Katherine Verdery «los cuerpos muertos cuando son exhumados y trasladados cambian de estatus social y de visión de las otras personas y cobran un sentido social y traen un pasado violento, doloroso y difícil«. Como ya he dicho, España es un país caracterizado por varias etapas de exhumaciones de fosas comunes, en particular de la Guerra Civil, y estas etapas se caracterizan por sus propios contextos sociales, políticos e ideológicos, esto va a influir en el modo de exhumar y en las reacciones.

La primera etapa sería la posguerra en 1939 donde el régimen franquista procede a exhumar miles de sus víctimas en un proyecto de rescate e identificación generalizado de héroes y mártires del bando vencedor con todo el aval de la dictadura. Hay procedimientos administrativos creados precisamente para estos procesos de exhumación, además de una ritualización y un relato legitimador acorde con la ideología nacional-católica del régimen. En ningún caso el proceso de exhumación fue completo por el gran número de muertos y las dificultades de organización del propio régimen que salía de la Guerra Civil.

La dictadura también hizo una macro investigación de los crímenes realizados contra la derecha durante la Guerra Civil, se localizan y exhuman restos que están regulados por el BOE y se trataba tanto de muertos en combate como de víctimas de la represión de la guerra. Los restos que no reclamaba nadie quedaban a la espera para su traslado a un proyecto de un Panteón de los Caídos que actualmente conocemos como el Valle de los Caídos. A modo de ejemplo, en El Soto de Aldovea exhumaron a 414 personas que fueron trasladados a Paracuellos del Jarama y cuando llevaban 6 la prensa recogió el hecho en el que eran enterrados con los máximos honores. Aquí es donde se ve toda la retórica de la ideología de la dictadura que, aunque las exhumaciones fuesen pequeñas, eran apoyadas por las autoridades.

Durante la dictadura también hubo exhumaciones de restos republicanos, son muy pocas y desconocidas, pero gracias a la búsqueda actual de fosas comunes se encuentran con que no hay restos o faltan parte de los restos y que la tierra esta removida y eso da indicaciones de que hubo exhumaciones clandestinas durante la dictadura que no se dieron a conocer. La gente no se atrevía a hacer esas exhumaciones y quienes lo hacían eran en condiciones precarias, trasladando los cuerpos en burros, de noche, sin llevarse todos los restos, es decir, lo hacían al margen de las autoridades, aunque no estaba ilegalizado y no tenían ceremonias oficiales.

La idea de un enterramiento digno fue lo que impulsó a estos familiares a exhumar los restos en secreto. Las fosas comunes era un secreto público porque eran conocidos por las autoridades y la sociedad. Hay fosas que fueron dignificadas por los familiares y memorializadas durante la dictadura, es el caso de La Barranca (La Rioja). En el año 1936 se fusilaron a más de 400 personas y se enterraron en zanjas en La Barranca y desde ese momento empezaron a ir las viudas y las familias de esas personas el día de Todos los Santos a cuidar las tres zanjas donde estaban sepultados sus familiares y pasar el día ahí. En el año 1979, la Barranca pasa a ser un cementerio civil.

El Valle de Los Caídos, a finales de los años 50, empezó un traslado sin precedentes de cuerpos de la Guerra Civil que provenían de panteones colectivos, de cementerios, de fosas comunes de todo el país para que sus cuerpos fuesen depositados en las criptas del Valle de Los Caídos. Entre estos cuerpos se encontraban los de las fosas comunes republicanas que fueron exhumadas sin el consentimiento de las familias y reposan bajo una placa que reza «Caídos por Dios y por España» y forma parte del discurso de «reconciliación» de la dictadura de reunir los muertos de ambos muertos.

Son 33.487 cuerpos que están sepultados según el libro de registro que conservan los monjes benedictinos, también reposan los restos de José Antonio Primo de Rivera y los de Francisco Franco, este último fue exhumado en 2019 para ser trasladado a un cementerio civil. En los años 70 y 80, algunas familias navarras de víctimas de la represión franquistas cuyos familiares habían sido trasladados al Valle de los Caídos sin su consentimiento consiguieron sacar los restos. En 2011, se conforma una comisión de expertos para estudiar lo que se podía hacer con el Valle de los Caídos y la posible reconversión del monumento y el informe se quedó en un cajón con el cambio de Gobierno. Dicho informe investigó, entre otras cosas, el estado de las criptas donde se albergan los restos de ambos bandos y concluyeron que están en muy mal estado y, aunque hay orden jurídica de poder entrar a recuperar familiares no es tan fácil identificar los restos ni con las nuevas técnicas forenses.

Por último, cuando ocurre la “Transición” en España todavía hay miedo e incertidumbre para hablar de la memoria de las víctimas. A nivel institucional se hizo una ley para que se otorgasen pensiones a las viudas/os e hijos de personas que murieron durante la Guerra Civil y para pedir la pensión tenían que tener pruebas de la muerte en las condiciones contempladas por la ley. Entonces, exhumar los restos era la solución para conseguir testimonios o pruebas de ese fallecimiento que hasta entonces no se podía hacer, pero no se hicieron pruebas forenses definidas ni informes detallados y tampoco tuvo un “efecto llamada” para una exhumación masiva de las fosas comunes.

Con la muerte de Franco, los familiares pensaron que era hora de dignificar a sus fallecidos, pero no recibieron apoyo científico técnico por lo que se realizaron de manera informal sin ninguna documentación, tampoco se identifican los restos y se entierran en panteones colectivos de los cementerios de los pueblos y en algunos casos se repartían entre los pueblos cercanos los restos óseos. En otros casos, se identificaban por los objetos personales que todavía se encontraban en la fosa, otros por rasgos significativos de los restos que se llamarían reconocimiento y no identificación propiamente dicho.

No quiero acabar sin antes destacar el papel de Interviú una revista dedica al escándalo, el sensacionalismo y los desnudos de numerosas famosas. Esta revista dio mucha cobertura a la exhumación de numerosas fosas comunes como La Barranca y el caso de Casas de Don Pedro. Fue amenazado por tratar estos temas y algunos kioscos fueron quemados por vender la revista lo que evidenciaba que era peligroso hacer reportajes de con este tipo de contenido y ayudaba a que las exhumaciones se quedasen fuera de la opinión pública.

Por todo lo visto en el anterior blog y en este se concluye que en España no hubo una verdadera transición ni se aplicó la Justicia Transicional porque ni hay comités de la Verdad, ni Justicia para las víctimas de ambos bandos ni Reparación. Este último pilar se intentó cumplir con la Ley de Memoria Histórica, pero es una ley simbólica porque en la práctica apenas tiene efectividad.

~Patricia.

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