Museos etnológicos: Cápsulas de cultura

Hablar de antropología y no haber hablado aun de patrimonio debería ser delito así que aquí estamos. Concretamente vengo a hablaros del patrimonio etnológico y su encapsulamiento en los museos.

El patrimonio etnológico es reconocido como tal en 1985 por la Ley de Patrimonio Histórico Español. Hace referencia a lo relevante, significativo o tradicional de cada cultura, que según Agudo (2006) está en plena relación con sus aspectos identitarios. Aquí se plantea el problema de entender qué es la tradición y no presentarla como algo inmutable, sino que precisamente por estar en relación con la identidad y la cultura está en constante cambio.

El patrimonio etnológico se conforma por los bienes culturales que surgen de la unión de las pautas pasadas y presentes seguidas por cada colectivo, lo que ayuda a conformar y reproducir su identidad. Actualmente una de las herramientas más comunes para la reproducción de la cultura, sobre todo de culturas alejadas y exóticas son los museos etnográficos o etnológicos.

Los museos etnológicos y antropológicos buscan mostrar diferentes aspectos de la vida de diversas sociedades y las relaciones que se establecen. Son una herramienta para promover el conocimiento acerca de la historia, las costumbres y las formas de vida de otras sociedades y con ello divulgar el patrimonio cultural y la identidad.

Al hablar de Patrimonio es inevitable relacionarlo con las leyes, con su interpretación, pensar en cómo este ha evolucionado y cuál es el papel que mi disciplina ha tenido. Considero que este es uno de los puntos donde los antropólogos pueden trabajar y deben centrarse; es necesario difundir el conocimiento pero sin dejar de poner el foco en cómo se difunde.

Si alguna vez hemos hablado sobre este tema sabes que odio los museos etnológicos y hoy ha llegado el día de explicar por qué. Los museos además de ser herramientas de conocimiento también deben ser entendidas como formas de entretenimiento, pero a su vez están a travesados por una línea ideológica. Los museos en su afán de evocar la cultura como red simbólica y práctica se funden en explicaciones y escenificaciones a través de imágenes prototípicas y simples de las sociedades, dejando atrás todo un modelo complejo de pensamiento y relaciones.

A su vez, normalmente este tipo de museos tienden a reflejar culturas alejadas de nosotros, véase el museo de América en Madrid. Con esto solo consiguen destacar los elementos exóticos que estas poseen, no se busca unir vínculos donde encontrar puntos en común, sino que, por el contrario, se interesa por enfatizar en la otredad. El peligro que esto tiene es que volvemos a delimitar una cultura en función de determinados rasgos que la diferencian entre nosotros.

En muchos otros blogs hemos hablado sobre la importancia que tiene el discurso a la hora de crear conciencia e imaginarios sociales.  El análisis de los discursos nos muestra cómo actúan las lógicas de poder y cómo a través de ellos se crean imaginarios en torno a determinados grupos o conceptos.

Luis Enrique Alonso y Carlos Jesús Fernández Rodríguez elaboran una definición de imaginario social a partir de autores como Grassi (2005) y Sánchez Capdequí (1999), definen imaginario social como “sistemas dinámicos de discursos y relatos que organizan el sentido de la acción social, proponiendo horizontes de posibles, imágenes de lo deseable, valores legítimos y futuros realizables” (2013:19) o como lo expone Pintos los imaginarios sociales favorecen la “creación de imágenes con sentido que nos permiten acceder a la interpretación de lo real” (1994:44) Estos autores coinciden con la idea de que este conjunto de creencias compartidas no solo genera una identidad del nosotros en contraposición con los otros, sino que a su vez configuran una imagen de la realidad y de las posibilidades que esta puede tener, en pasado, presente y futuro.

Debemos prestar atención a las funciones esenciales que los imaginarios sociales tienen, estos son capaces de generar expectativas, roles, estigmatizaciones. Configuran guiones que articulan la realidad de las personas, lo que parece posible, probable, creíble y normal (Hernández y Valdivia, 2004).  

Y al igual que en nuestro día a día, en los museos operan de la misma manera. La forma en la que se representen las culturas influirá en cómo los receptores de este conocimiento piensen en esa sociedad. “El museo aparece, entonces, como lugar de definición, reinvención y experiencia de la identidad” (Karp, 1992:19[1])

Tras todo esto, ¿cuál sería la forma ética y correcta de crear un museos etnológico? Pues como no, desde un ámbito participativo y comunitario de los miembros de dicha cultura.  Actualmente hay un nuevo modelo de museo que se llama ecomuseo, son “como un museo del hombre y de la naturaleza de un territorio determinado y a lo largo del tiempo, el cual tiene que ser necesariamente concebido y gestionado con la participación de la población local, con el objetivo tanto de reforzar su sentimiento de identidad colectiva como de contribuir a su desarrollo social, económico y cultural» (Roigé i Ventura, 2007). La comunidad constituye un museo vivo, y se dispone como una red relacional en forma de edificios, actividades, y recursos pudiendo así conservar e interpretar distintos elementos significativos de su patrimonio.

La posibilidad de promover y construir mensajes con una línea decolonial ayudará a la construcción de la propia identidad de las comunidades, a su puesta en valor y a su difusión. Tal y como lo fueron los museos de corte nacionalista, donde la intención era reforzar el sentimiento de pertenencia y delimitar los elementos a partir de los cuales se construía la identidad nacional de una determinada población. No podemos olvidar que el patrimonio siempre está a travesado por unas líneas ideológicas.

La propuesta que yo manejo es precisamente que estos museos se creen desde la comunidad, ya que quienes mejor que ellos para delimitar y definir su propia identidad y su patrimonio.  Estos museos al partir de una visión de comunidad están abiertos al cambio, y ayudan a entender las conexiones entre el pasado, el presente y el futuro de estas culturas; poniendo en relación su visión local y la visión global.  

~ Arantxa


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